7.16.2011

Transformers: El lado oscuro de la luna

Más que un review de la más reciente entrega de la saga Transformers en la pantalla grande, sirva este post para referirme a un trío de películas que si bien es cierto no van a ganar un Oscar por guión o actuaciones sí nos deja un aspecto a rescatar: el avance de los efectos especiales en el mundo del cine. Para mi gusto, Transformers (y muy pocas otras películas: District 9, por ejemplo) han logrado hacer que olvidemos casi durante toda la película que los actores están fingiendo hablar e interactuar con robots agregados en post-producción. Optimus Prime existe como personaje en nuestra imaginación y corre, salta y lucha codo a codo con Sam Witwicky, incluso desde la primera entrega de la película.
Esta tercera entrega mejora a las anteriores en su forma de tomar al toro por los cuernos. Esta vez sí se siente una verdadera amenaza de parte de los Decepticons hacia nuestro planeta y, aunque aún mantiene una serie de malos chistes o situaciones ridículas que nos hacen reír durante la películas, al menos no hay chistes sobre un Autobot orinando o sobre estar debajo de las bolas de un enorme robot enemigo (quienes han visto la primera y segunda parte me entienden).
En realidad (y obviamente) no hay demasiado qué decir, NO ES UNA BUENA PELÍCULA, pero verla tampoco va a matar a nadie. Hay que alabarle a Michael Bay la fidelidad a su estilo de cine: enorme, bullicioso, espectacular, apegado al estilo hollywoodense al máximo, sin sonrojarse ni bajar la mirada... si para eso se hizo el cine de entretenimiento, para entretener... ¿y qué? No creo que todas las películas tengan que dejarnos algo que no sea dos horas de diversión y evasión de la realidad; se agradece encontrar obras llenas de posibilidades y obras que nos hagan pensar en temas muy profundos, pero eso no descarta este otro tipo de cine, a fin de cuentas la exageración es parte de la creación humana, parte de la vida de todos nosotros, parte del comercio, por supuesto... ¿y qué? Al fin y al cabo el ocio entretiene.
Algunas personas critican este tipo de películas porque piensan que van a perder neuronas al verlas... o porque consideran que gastar dos horas de su vida es un real pecado; yo creo que cada quien le teme a lo que no puede controlar y, si ver una película intrascendente y entretenida hace sentir a alguien que perdió dos horas de vida, esa persona está más consciente del tiempo que le queda que de verdad vivir feliz; y, si se trata de temer perder neuronas... yo diría que no confía tampoco en su capacidad de análisis o discriminación de lo que importa y lo que no. Lo único criticable de la película (y de la trilogía en sí) es la estereotípica forma de utilizar a la mujer como un objeto de belleza, digno de cosificación y su mera utilización como objeto a rescatar, trofeo a adquirir y amor que ganar. La imposibilidad de Carly (la increíblemente hermosa novia de un loser como Sam) de perder un zapato de tacón en alguna de sus tantas carreras para salvar su vida es lo más cercano a la ciencia ficción que tiene esta tercera entrega de la saga.
En fin, quizás ya me puse muy serio y la idea tampoco era esa. Creo firmemente en que no hay que descartar a priori algo porque no sea bueno en su totalidad, si una película es mala pues, rescatemos la gráfica, la visión del director, el trabajo comercial detrás de esta, algo. Supongo que es parte de mi obsesión por querer aprender, o mi obsesión de alguien muy observador...

TRANSFORMERS: DARK SIDE OF THE MOON
Dirigida por Michael Bay
Escrita por: Ehren Kruger
Con Shia LeBeouf, Rosie Huntington-Whiteley, Josh Duhamel, John Turturro, Tyrese Gibson, Frances McDormand, John Malkovich, Patrick Dempsey y Peter Cullen (voz de Optimus Prime).
2011

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